Eros

Eros
Cuando te ví desnuda me devoraron los perros

domingo, 30 de marzo de 2008

Erótica del Insomnio


De su cuerpo inconsciente bajo la noche espesa de calor y espasmos nacía un nuevo deseo; era fácil imaginar arrancarlo del mundo onírico, traspasar la piel y el sueño en un solo instante. Respirar en su cuello desnudo, falto de rigidez, gobernado por la tierna respiración, saltar a hurtadillas en su pecho sin pose, a la carne infinita con la que aparentemente convivía sin problema. Mujer, pozo sin fondo, sólo un deseo lanzado desde el secreto de la noche arranca tu grito de vértigo. Entonces, ese pozo indiferente se convierte en manantial con la curiosidad de la mano, del cuerpo, de la palabra olvidada. Muéstrame las infinitas posibilidades del amor y de la muerte. De tus muslos invento nuevas palabras: reino, colapso, destino. De tu vientre nace el miedo que me corroe, que me mantiene en vilo en la tierra, intento volver al hueco oscuro de otro mundo, una y otra vez luchamos, corremos, cerramos, suplicamos en lenguas extrañas, apenas inventadas, los adverbios copulan con nuestros verbos, estirándose entre sí, alargándose y contrayéndose en un gemido involuntario. Hundes tus manos en mi piel, como presentándome cada parte de mi cuerpo, -este es tu hombro- y mi hombro adquiere una existencia independiente, reconociéndose en el nombre, en tu boca. Hundía mi vientre en tu grito con alegría y asombro, con terror y angustia, loco frente a tu inconsciencia de sirena, abandonado en tu mar, sin brújula, a punto de morir ahogado en tu garganta que fluye, que me atrapa y clausura mi vida, la detiene en el puño, en tus yemas, en cualquier amenaza de caricia. Pero tu sueñas a mi lado sin darme tu boca, sin empañar los cristales de mis palabras, en una inocencia exquisita, pienso en robarte el aliento, evitar que despiertes porque el tiempo avanza y promete borrar tu sonrisa, volverte gravedad y pesadez hasta llegar al asfalto que nadie observa. Ahora guardas un secreto luz, en tus sueños aparecen las imágenes, se desvanecen, se traspasan y todo te habla sin distancias ni abismos, por qué no habría de regalarte un instante, un secreto que solo tú habrás de conocer, ningún continente guarda la virginidad de mi ofrenda...ni siquiera todos los dioses lo sabrían.















4 comentarios:

crownless dijo...

los filosofos oyen Pop?

Raquel Mercado dijo...

mmmm, no los conozco a todos pero claro que los hay, hasta reggeton!!!!

Vas a salir con una frase de aquellas...

Margarita E dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Margarita E dijo...

Excelente me encantó, son cosas de las que se piensa recurrente como "Fausto", una vokanada de aire de vida, un abrazo de piernas, de una frágil comisura besada por la ausencia, de una ventana abierta, de uncíclope embajador del deseo
Un saludo!!
Atte: La llamada así, como la amante de Abelardo