Eros

Eros
Cuando te ví desnuda me devoraron los perros

domingo, 30 de marzo de 2008

Infinito Cero

1 y 2 se conocieron y tuvieron después de 9 a 3, a unos meses seguidos llegó 4, hermoso, con sus esquinas puntiagudas y su elegancia, pero no era muy querido pues cojeaba y si alguien intentaba abrazarlo lastimaba con esos ángulos increíbles, por eso el 4 es triste. Cuando 5 llegó todos fueron 5 después de más de diez años, 5 mágico pero glotón, un poco soberbio, 2 le decía: si no existiera 1 tú serías imposible. Y 1 sabía que la maldición estaba dicha y gritó: ¡nunca moriré! ¿es eso terrible? Como no había remedio y todo tendía a multiplicarse aparecieron los cuartos, los medios y los octavos que degeneraron en las décimas. Un lunar aquí otro allá, 15.75, la culpa: el incesto.
Primero comenzaron a poblar las bocas, cuando ya no cabían ahí descubrieron otro planeta más seguro en la escritura. La hoja y la tinta. No mucho duró su tranquilidad pues eran frágiles al agua, al fuego al viento y a la tierra que se colaba entre las ranuras borrando un 6 aquí y dejando ciegos a los 7 y 9 allá. Catástrofe tras catástrofe vivió ese pueblo, aún más cuando fueron enviados a una prisión virtual en donde aumentaron sus problemas existenciales. Aparecían y desaparecían en milésimas de segundos, llenaban la pantalla en una impresionante orgía y ¡Pum! Nada, una baja eléctrica, un golpe de Fortuna y generaciones eran exterminadas.
Sin embargo, nadie entendía su secreto: el infinito. Venganza era madre de 1, 0 el padre siempre ausente, y, como uno nunca conoció a cero y por más que se asomaba a los límites de su unicidad le era imposible imaginarlo, verlo, concebirlo. Aunque es viejo, 1 siempre sueña reinventarse. Cada vez que un niño aprende que los números llegan hasta el infinito y ve con desconfianza a aquello llamado “profesor” uno se ríe toda la noche viendo cómo el chiquillo quiere contar las historia de su vida, 1,2,3,4,5,6,7,8,9….1600, 1601..2700, nadie aguanta a los 7 más de 3000, el infinito es cuestión de paciencia. Y qué decir del “profesor” que no sabe usar las palabras, “hasta el infinito”, de lo más absurdo, hasta no puede usarse en la misma oración directa al infinito.
Un día 1 se asomo al linde de su unicidad y logró ver algo, desde ese día se volvió loco, cuando sueña se le oye decir: Alguien está jugando a los dados, ¿será mi padre?

3 comentarios:

waly dijo...

Hola reich

Raquel Mercado dijo...

Waly!!!! ya te pareces a Caleb en lo elocuente!!!!
No te creas, me da gusto saludarte, no desaparezcas...

DaRí dijo...

Hey... Acabó de leer esto.. después de leer mi último ensayo...

Ahora creo que estoy contagiado de ti...

modestia aparte, me encanto tu escrito... jeje